Basta de turismo de selfies: el Gobierno Balear da marcha atrás en su uso del marketing de influencers
Destinos menos conocidos e "instagrameables" se han visto desbordados por cazadores de selfies después de que el departamento de turismo de las Islas Baleares se asociara con influencers para desviar a los viajeros de los lugares sobresaturados hacia zonas más remotas, consideradas "joyas ocultas".
Ahora la estrategia ha salido mal. En lugar de aliviar la presión en puntos como Palma y Magaluf, las selfies al atardecer de los influencers han provocado avalanchas de visitantes en pequeñas calas pintorescas y miradores rurales, muchos de los cuales no están preparados para manejar este repentino aumento de afluencia.
Calò des Moro, una playa hermosa pero diminuta en Mallorca que apenas puede albergar a unos 100 visitantes al día, recibió a más de 4.000 personas diarias en junio, tras la recomendación de los influencers de viajes, según la alcaldesa de la cercana Santanyí, Maria Pons.
Mientras el turismo en Europa sigue aumentando año tras año, también lo hacen las protestas contra el turismo masivo, poniendo de relieve el creciente impacto del sobre-turismo en la infraestructura, la contaminación y el costo de vida. Desde las Baleares hasta Barcelona, los gobiernos locales se ven obligados a lidiar con las consecuencias imprevistas de las campañas de turismo digital.
En respuesta, el Gobierno Balear ha anunciado que se alejará de las colaboraciones con influencers y reexaminará sus futuras estrategias de promoción turística. Ahora se está prestando más atención a los viajes sostenibles, con planes para dar prioridad a experiencias culturales, turismo liderado por la comunidad y protección del medio ambiente en lugar de la estética viral.